El contrabando en los caminos de ronda

Resiguiendo el perfil de la Costa Brava nos encontramos con el camino de ronda, una ruta histórica que nació de la necesidad de comunicar entre sí a los habitantes del litoral catalán. Pescadores y marineros de la zona trazaron hace más de mil años estas rutas para poder resolver sus desenlaces fatídicos contra las rocas inamovibles del mar mediterráneo.

A mediados del siglo XIX y XX, la Guardia civil y los carabineros de la región realizaban rondas de vigilancia y control. Con el tiempo, pusieron el nombre «camino de ronda» a estas preciosas rutas de acantilados puntiagudos y pequeñas calas. En esos tiempos, esa zona era un caldo de cultivo para el contrabando y el estraperlo debido a la inaccesibilidad de sus calas y a la conexión directa y discreta entre los pequeños pueblos de la zona.

El aislamiento comercial de España durante el periodo de posguerra reforzó el contrabando. Se creó un circuito ilegal notorio el cual tenía los caminos de ronda como ruta principal. El tabaco, la penicilina, el azúcar, el café e incluso el perfume fueron los productos que más se cotizaban en la zona.

Y es que este rincón de la costa de Girona extendido desde Blanes a Portbou a lo largo de 214 kilómetros, no deja a nadie indiferente. La travesía en su totalidad, conforma uno de los paisajes más idílicos del mediterráneo. En todo su recorrido encontrarás sendas aptas para todos los públicos con calas de ensueño para sumergirte en sus aguas bravas y cristalinas, rodeadas de parajes naturales que te permitirán descubrir una esencia mediterránea muy especial.

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